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Una ciudad antigua


Al igual que yacimientos como Sanfins (Portugal) o Santa Tegra (A Guarda), Castromao es un oppidum, esto es, una ciudad prerromana antigua que ejercía de capital política de los coelernos y que jugaba un papel clave en la organización del territorio.
Cada una de las construcciones que ves aquí tenía una función determinada: almacenes de cereal y bellotas, de herramientas, talleres de artesanos, establos para el ganado y viviendas. Estas últimas tenían en su centro un hogar, en ocasiones delimitado por lajas, destinada a cocinar alimentos y mantener caliente el espacio en el que dormían los miembros de la familia.En este sector podemos ver parte de un conjunto habitacional galaico-romano en el que destaca un patio abierto central de planta rectangular. Más al Sur hay dos estructuras circulares con un piso de uso situado en una cuota inferior respeto de la puerta, por lo que tenía que disponer de una escalera interior. Al mismo tiempo que estas construcciones circulares sobrevivieron, otras vecinas fueron anuladas para la construcción de nuevas viviendas ya a la moda romana.



Canto grabado

El canto numerado que se encontró en este sector del yacimiento fue grabado con el número XXVII utilizando para eso un instrumento metálico. Se trata de un ponderal o pieza que tiene valor en función de su peso (8.750 gramos), lo que equivale a una pesa de 27 libras romanas.

Terra sigillata marmorata


Conocida técnicamente como terra sigillata marmorata, esta excepcional pieza cerámica que fue moldeada durante lo gobierno del emperador Nerón (54-68 después de Cristo). Se trata de una cerámica romana de color rosado de alta calidad que destaca por la utilización de guirnaldas en el friso principal a base de tajos finalizados por motivos florales.

La marmorata es un tipo de cerámica de color amarilla con vetas que recuerda la textura del mármol, y que pudo tener un uso ceremonial o votivo privado. Su origen se sitúa en los talleres del yacimiento romano de La Graufesenque (Francia). Esta cerámica de lujo fue producida por más de cuarenta y cinco talleres que utilizaban los mismos moldes. Esta cerámica de lujo sigillata –esto es, siglada– se distribuyó por todo el Imperio (Francia, Italia, Holanda e Inglaterra). En la península Ibérica se documentó fundamentalmente en lugares costeros, así como en municipios intensamente romanizados como la actual Mérida.